miércoles, 26 de octubre de 2011

La espiral del aprendizaje


Ya he escrito antes de los "filósofos en las redes sociales"... puedes ver mi post al respecto acá.  Luego, estos días uno de esos filósofos escribió:

¿De qué te sirve saber si no quieres enseñar?

Interesante frase. La leí en una red social en la que participo y llamó poderosamente mi atención. Tanto que me inspiró a escribir este post.

¿Qué hacemos son los conocimientos? ¿Cómo se distribuye eso? ¿Cuándo estamos preparados para transmitirlos? ¿Se necesita algo especial para hacerlo?

Solo algunas interrogantes superficiales. No pretendo “filosofar” profundamente en el tema, sino resaltar simplemente algunos pocos detalles que podrían ser así tal cual o tal vez podrían ser una interpretación muy básica.

La  experiencia me ha enseñado que no se necesita mucho para transmitir lo que se “sabe”. El conocimiento “per se”, pero además se necesita la voluntad de transmitirlo, acompañada con una buena carga de paciencia pues no todos los receptores tienen la misma capacidad de "entendimiento". Constancia, humildad serán elementos muy necesarios en el momento en que se lleve a cabo alguna actividad de tipo relacionado. Hay que empujar, pero no tan fuerte que se provoque una caída en lugar de un buen impulso. Debemos tener plena conciencia de que no somos perfectos y que en muchas oportunidades tendremos que aceptar una observación, critica, sugerencia o incluso corrección de parte de los receptores quienes con su intención de aprender y su hambre creciente de conocimientos será indicador de que hay mucho más detrás de lo poco que se pueda manejar.


Hoy día, cada vez que ocupo mi turno en el camino de enseñar, trato que sea lo más sencillo pero preciso posible. Mi intención es buscar esos pequeños detalles que permitan ir corrigiendo pero que una vez logrado esto, implique un impulso a ir perfeccionando cada vez más cada uno de los puntos corregidos o enseñados, en una especie de espiral conformada por enseñar-corregir-perfeccionar.  Para mi, es una experiencia constante de aprendizaje. 


En las artes marciales y específicamente en el Karate Tradicional, la intención es usar la menor cantidad de "movimientos" para neutralizar un ataque (o atacante). La dinámica de este arte implica la práctica constante y repetición tras repetición de muchos movimientos. De manera que una vez "aprendidos" deben continuar en estudio. Aprender una técnica aquí, es tan solo la mínima parte de un larguísimo camino cuyo principal objetivo es la perfección, esta última, con toda la carga que significa. 

Y ahí es donde en múltiples oportunidades y a lo largo de todo el tiempo que se estudie el Karate Do, pasaremos infinidad de veces por los diferentes momentos como estudiantes y "maestros". Solo debemos tener presente que cada día, cada vivencia debe significar un aprendizaje en muchos aspectos y estos a su vez deberán convertirse en el principio de otra vuelta al espiral.

Qué mejor que terminar este post, con otra frase de un gran filósofo:


El aprendizaje es un simple apéndice de nosotros mismos; dondequiera que estemos, está también nuestro aprendizaje.


William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico

lunes, 3 de octubre de 2011

Tatuajes. Una mirada

El hombre ha estado marcando su piel de forma permanente por miles de años. Un tatuaje puede ser una remembranza, una oración constante, una advertencia o simplemente un sorprendente trabajo de arte. Las razones tras estos pueden ser meramente personales, decorativos, un capricho o un utilitario. Pueden significar lealtad tribal, historia personal o nada especifico.

Es difícil escribir acerca de temas con tantos puntos de vista. Al menos considero particularmente que clasificaría el de los tatuajes corporales dentro de los temas complejos. Hay una infinidad de incógnitas que se me vienen a la mente y que en persona he tenido en mi poca y corta experiencia. Intentaré separar algunas.

¿Por qué?, ¿En qué lugar? (del cuerpo), ¿sobre qué tema?, ¿cual estilo?, ¿con quien?, ¿en qué tienda?. En fin, supongo que esta lista de preguntas podría crecer mucho más. Tampoco creo tener respuestas para todas las interrogantes.

Un tatuaje es una decisión que no debe tomarse a la ligera. Me ha tomado hasta 2 años evaluar los pro y los contra de llevar a cabo un tatuaje más. He pensado y repensado la idea.  Finalmente al tomar la decisión y determinar el tema, todavía falta decidir dónde y con quién.  He leído mucho y he observado que la mayoría de los escritos hablan de las precauciones, y recomendaciones para el cuidado post-elaboración. Pocos posts he encontrado con recomendaciones a la persona que le permitan evaluar la razón que le llevaría a realizar o no un tatuaje en su cuerpo.

Mi aporte

1. Esta te la podría dar cualquiera sin necesidad de pensarlo mucho.  Incluso el sentido común debiera privar en este punto. No te lo hagas por "simple moda". Sería sin dudas, una mala decisión si es esta la razón que te lleva a hacerlo. Puedes terminar muy arrepentido en el futuro de corto plazo.
2. No te hagas "cualquier cosa". No! El tatuaje debe ser algo propio, formará parte de TU vida y por tanto debiera ser algo salido de tu propia idea, pensamiento o motivación. En fin, tu serás el todo. El tatuador, el artista que debe cumplir con tus requerimientos y pondrá su experiencia y presteza en el trabajo. Obviamente, la idea general puede tener muchos orígenes entre los que se podría mencionar algún tatuaje ya existente, un modelo tomado en la naturaleza, una fotografía familiar o una idea abstracta.  Sugerencia? no te quedes con algo exactamente igual a otra cosa.  Permite al tatuador poner su creatividad al momento de realizar el tatuaje a fin de tener algo exclusivo aún cuando haya salido de una plantilla.
3. No busques "lo barato".  Si bien hay variedades de precios, el tatuaje barato tendrá su razón.  Podría pensarse que el tatuador no considera esto su profesión sino un hobby por el que cobra. Usa tintas baratas, lo que sin mucho detalle, puede causar que el tatuaje se degrade en poco tiempo.  Solo algunas que debieran considerarse y tal vez hayan otras razones menos sensibles, pero al final, todas recaen en el trabajo realizado.  Todo es cuestión de ponerse la meta de ahorrar y completar lo que se quiere, pero de buena calidad.
4. Hay dolor, si. Coincido con aquellos que han escrito al respecto y que comentan: "tatuarse duele, pero dependerá siempre de la tolerancia al dolor que tenga la persona que lo llevará". Se debe tener en cuenta que se trata de agujas que "atraviesan la piel" para depositar tinta en las capas por debajo de la mas externa. Ademas, hay áreas mas sensibles que otras. No existen dos organismos iguales por lo que no hay nada escrito como regla al respecto.
5. Un detalle muy particular que no quisiera dejar de lado: si es tu primer tatuaje y no estas realmente seguro(a) de que tu tolerancia al dolor es suficiente, no comas mucho! Las razones son obviamente, que en el proceso hay manifestaciones fisiológicas que podrían causarte un mal rato. 
6. Ten respuestas "inteligentes" para quienes hagan comentarios "fuera de lugar" al respecto de tu decisión.   Lo mejor es no caer en la discusión con el que los hace y tratar de que el tema, dure lo menos posible en la charla.  Aún cuando la aceptación del tatuaje corporal ha ido aumentando, todavía existe mucha ignorancia al respecto y quien porta un tatuaje, debiera informarse suficientemente al respecto.  Recientemente y luego de terminar mi tercer tatuaje, un curioso me preguntó "¿qué tienes allí?" e inmediatamente (como teniendo su pregunta/respuesta bien preparada) comenta "¿tú eres loco? ¿cómo te haces eso a estas alturas de tu vida?"... Tan sólo le respondí: "afortunadamente es MI problema y no tuyo"... muerta la conversación.
7. Menores de edad, no les recomendaría hacerse tatuajes. Y si esta recomendación no trasciende, háganse acompañar con sus padres a donde vayan para este trabajo.

En fin, No es un tema de tomar a la ligera.  Hay que pensar, evaluar, consultar y considerar mucho.  Informarse así sea un tatuaje sencillo y tener en claro que portar un tatuaje no es para estar por encima de los demás, mucho menos sentirse diferente... así como hay muchos que se gastan plata en "colecciones extrañas" pues el que decide tener un tatuaje tiene sus razones (o al menos debiera tenerlas).

Una referencia que me gustó mucho la puedes visitar acá: Mithos Tattoo

El secreto para vivir en paz con todos consiste en el arte de comprender a cada uno según su individualidad.  Federico Luis Jahn (1778-1852) Educador alemán


Tu opinión cuenta! 


jueves, 21 de julio de 2011

Sociales... Antisociales?

En este moderno mundo de las redes sociales, ¿Cuál será el efecto más positivo? ¿Cuál el más negativo? ¿Será que el contenido de este artículo, es en alguna medida, consecuencia de la “socialización” virtual? Veamos...

Que alguien señale de alguna manera si no ha pasado por la desagradable situación de llegar a un sitio, saludar de cualquier forma y no obtener ni siquiera una mirada a cambio.  Comenta amigo lector, si no has ido por un pasillo, te encuentras a una persona conocida o no, y no hay el cruce de un respetuoso saludo.

Podría mencionar muchas otras situaciones en las que he sentido mis pulsaciones acelerarse frente a una situación que cada vez con mas frecuencia, vivimos como "normal".

Me esfuerzo a diario por hacer entender a mi hija (4 años) de lo importante que es ser educado en el sentido social. Eso no se aprende en la escuela. Se refuerza, si, pero la parte inicial de ese segmento, esta en casa. En la familia. Es un trabajo de constancia y los ejemplos a veces no resultan como se espera. Dar los buenos días y que nadie responda, no es precisamente el mejor ejemplo que queremos para nuestros hijos. No queda otra que hechar mano de la clasificación de "mal educado" para tratar de explicar por qué sucede eso, cuando a ella se le ha indicado que "es de educados" hacerlo.

El agradecimiento por las iniciativas que nos facilitan la vida no puede faltar.

¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué en la actualidad nos vemos tanto como amenazas a nuestro alrededor? ¿Eres tu lector, uno de esos personajes mudos y mal encarados? Cualquier respuesta acá es comprensible. Vivimos en un mundo lleno de amenazas y que sin dar tregua, crece en exponentes.

Aquí incluyo mi opinión y espero coincidir con muchos de ustedes. Creo que no somos un gentilicio frío. Por el contrario somos gente amable por naturaleza. Da una mirada a tu alrededor e imagina al primero o primera que veas en medio de un compartir, una fiesta, algo alegre. ¿Cómo lo ves? Estoy seguro que no será con mala cara, obstinado u orgulloso.

Es una tarea simple, una acción sencilla pero pareciera que cuesta un montón. Es solo darle a nuestro comportamiento ese toque de ser humano que vive y comparte cosas buenas, acciones buenas y que deseas que quienes te rodean conocidos o no, también tengan su momento o espacio. Seria genial, que un lazo realmente fraterno uniera los buenos deseos que todos tenemos, no solo para nosotros mismos y nuestras familias sino para todos aquellos que en algún momento se cruzan en nuestro andar.

Y todo comienza con un simple saludo. Buenos días, buenas tardes o buenas noches. Es fácil hacer feliz a alguien, con un pequeño detalle de cortesía.

Simple verdad? Es una forma de vivir a la que todos estamos invitados. Solo resta incentivar a que muchos lo acepten así.

Respetar es cuando sabes que estás haciendo bien y te sientes conforme contigo mismo, es saber como comportarse en determinado momento.

domingo, 12 de junio de 2011

De las Personas y la Calidad de Servicio

Mi siguiente post, tiene que ver con la “calidad de servicio”. No la calidad que esperamos recibir como parte de una política de cualquier establecimiento, tienda o afín, sino en la calidad que nos pueden brindar las personas que laboran allí.  Pensé en esto, luego de leer el post “McDonald's está waste” en el blog del amigo @gordonesroo, donde se resalta el decaimiento de la otrora excelente cadena de comida rápida.

Es extraño y ocurre con más frecuencia de lo que quisiéramos, que muchas personas actualmente postulan a un trabajo “por necesidad” y una vez conseguido, se transforman en una especie de carga para las empresas por dificultades en la adaptación o simples desacuerdos con las políticas de la misma y estos aspectos negativos lo proyectan en una mala atención a los clientes.

He tenido la mala experiencia de pasar por casos en que, al entrar en una tienda a buscar algo y habiendo personal presente, nadie atiende.  Muy ocasionalmente, me quedo por la imperiosa necesidad de adquirir el bien que estoy buscando, pero en la mayoría de los casos, abandono el sitio sin siquiera preguntar.  La sola actitud de las personas que allí se encuentran, repele cualquier intención de una compra satisfactoria.  Recientemente he visto muchos comentarios acerca del tema en los bancos.  Imaginen la publicidad de los bancos donde vemos lindas y simpáticas chicas y cuando nos dirigimos a una oficina, todo lo contrario.  Obvio que acá no se trata de lo físico, sino de lo personal.

En otras oportunidades, no menos desagradables por cierto, alguien se acerca y atiende a los clientes como si estuviesen allí  “por molestar”.  Como si se les hubiese interrumpido algún momento de interesante conversación o descanso y simplemente atienden por el compromiso que tienen con el establecimiento.  Hace poco me sorprendió una persona en una tienda, que tan pronto me vió ya con los objetos a comprar en las manos, se acercó a mí con un pequeño papel, donde anotó un número y sonriente me dijo “si le preguntan en caja por quién lo atendió, entregue este papel”.  Tomé el papel y tan pronto se alejó, lo boté.  No sé si estuvo bien, tal vez lo correcto hubiese sido hacerle ver lo equivocada que estaba con su “viveza criolla”, pero no me pareció oportuno darme “mala vida” esa tarde, para decirle a otra persona cómo debe hacer “mejor” su trabajo.  Probablemente, las reacciones varían de persona a persona, como sería natural.  En consecuencia, ¿quién visitaría nuevamente un sitio donde le hayan tratado mal?.  

Seguramente algunos de quienes lean este post lamentablemente habrán coincidido en estas malas experiencias (espero que no muchos).  Me pregunto si algunos habrán tomado acciones más contundentes ante la mala atención.  No es de extrañar presenciar casos en que los clientes reclaman airadamente y exigen la rectificación ante un mal proceder por parte de quien atiende.  Lo que si es seguro es que, actualmente, hay mucha mala educación en lo que respecta a calidad de servicio.  No pareciera haber la intención de hacer las cosas de mejores formas.  No hay espíritu o mística necesaria para “atender eficientemente".

Investigando un poco al respecto, encontré una interesante enumeración de puntos y/o características que definen el buen servicio o más bien, la calidad de servicio.  Se pueden leer en www.infomipyme.com, este sitio hace una recopilación interesante de prinpicipios que definen una “calidad de servicio eficiente”. Puedes leer el sitio específico aquí.  Naturalmente, algunos de los puntos señalan directamente al individuo como "productor" de la calidad. Uno de los puntos, indica "trato cortes". Ninguna empresa que intente incluir este elemento entre sus políticas logrará implementarla si su recurso humano no está dispuesto a hacerlo.  Creo que la sociedad actual, ha planteado tantas diferencias entre las personas, que ellas en su trabajo cotidiano en contacto con “clientes”, reflejan de alguna forma su acuerdo o desacuerdo con esos planteamientos.   Hay países que incluso han creado institutos encargados de la preparar personas con orientación a dar servicios en las mejores condiciones y en busca de buenos resultados.

Finalmente, habiendo señalado la existencia de esta característica no tan deseada en las personas, quisiera también resaltar la contraparte.  Hay aquellos que se apasionan con su trabajo a tal punto que se esmeran en que sus clientes reciban con gran agrado sus servicios, llegando incluso a crear lazos de afinidad amistosa que duran mucho tiempo. ¿Quién no tiene su arepera favorita? ¿Quién no tiene su restaurant favorito y no solo por los precios, sino por las personas que le atienden?  Ojalá por siempre sean la mayoría.

Estas personas que tienen como pasión el buen servicio, dan lugar a un concepto que muy poco se resalta actualmente y es la “calidad humana”.  Cuidar los vínculos con otros seres humanos.  De nada vale pasar la mayor parte del día en un ambiente de trabajo, donde las personas no son capaces de cumplir con una pequeña parte de la naturaleza humana: dar, convivir, amar, servir... ayudar. Es gratificante luchar por una prosperidad económica, y la magia de eso estriba, ni más ni menos, en poder ver sonreír a alguien a quien le damos el privilegio de disfrutar del momento.

Debemos educar... todo inicia en casa.

¿Cuál ha sido tu experiencia? si fue mala o buena, ¿qué has hecho? ¿cuál sería tu sugerencia para que esas cosas no sucedan? ¿crees que el cliente tenga alguna influencia directa en el comportamiento de quien le atiende?  



No hay cosa por fácil que sea, que no la haga difícil la mala gana.
Juan Luis Vives. (1492-1540) Humanista y filósofo español.

lunes, 6 de junio de 2011

Filósofos en las redes sociales

Adelanto que este no es un post filosófico. Más bien, quiero resaltar la existencia de esa característica en muchos de los que hacemos uso de las redes sociales.

Según se define en WordReference, el filósofo es una “persona aficionada a filosofar”. La misma fuente incluye una definición para esta actividad: “Reflexionar, exponer ideas sin valor sobre cosas trascendentales”.

¿Quién no ha compartido con sus amistades en cualquier red social, algún dicho, verso, reflexión, frase o simplemente algo que pensó y que le pareció bien hacerlo público? Tan solo la pregunta nos impulsa a detenernos a revisar. Algunas muy profundas, otras tan simples que seguramente las hemos vivido.

Y es que creo que toda persona tiene su momento de inspiración. Todo ser que conversa y se comunica, tiene las herramientas necesarias para filosofar. Incluso, algunos no necesitan leer mucho para inducir a otros a ponerse a pensar con algún comentario sencillo.

Este curioso comportamiento resalta actualmente en las redes sociales, donde diariamente y con mucha frecuencia aparecen “folósofos”. Hay los que tienen mucho que decir. Otros de pocas palabras, pero apropiadas. Unos que toman el pensamiento o reflexión de alguien “famoso” y lo transmiten ubicando esas palabras en el contexto de una actividad en pleno desarrollo o de reciente curso.

Una duda surge y es cuánto comprendemos, de lo que como “filósofos” de turno, escribimos. Sería interesante poder medir, cuánto de lo que se quiere transmitir, se cumple tanto por quien lo escribe como por el que lo lee y circunstancialmente, opina sobre el tema. ¿Cuánto de eso aplicamos en común para aprender o enseñar a ser mejores personas?

Cada pensamiento serio (algunos creo que no lo son tanto) es una reflexión sobre alguna situación que como seres humanos estamos sujetos a vivir. En cualquier rincón del mundo, habrá personas cuya única diferencia vivencial es el idioma, pero con muy pocas variantes, sus vidas son activamente coincidentes con la mía, la tuya lector, y con la de muchos quienes nos rodean. Entonces, aquella reflexión que algún día leímos o tal vez oímos, puede tener su momento y en la actualidad, se difunde mucho más rápido y con mucho alcance a través de las redes sociales. ¿No es un fenómeno extraño que hoy día muchas personas usen Facebook por ejemplo (he visto muy pocos en Twitter, pero no quiere decir que no se haga), para pedir cosas a Dios? Y lo hacen con plena fe de que su mensaje a través de cualquiera de esos medios electrónicos llegará con mayor inmediatez, es decir, hasta pueden colarse, en la larga lista de peticiones que le hacen a este ser de la Divinidad. Bien, debemos suponer que es el momento de reflexión que necesita expresar cada individuo y siente que debe dar a conocer su intención a sus amistades en la red. Al fin y al cabo es la libertad de cada quien, así como la nuestra leerlo, o ignorarlo, coincidir con ello o comentarlo, o darle un definitivo bloqueo a sus reflexiones.

Ojalá, cuando no seamos nosotros los filósofos, alguien más esté haciendo “la tarea” de analizar y dar significado a aquellas situaciones sin importancia aparente. ¿No sería genial que pudiéramos realmente basar nuestras vidas en las mejores reflexiones?

Hasta ahora los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo pero de lo que se trata es de cambiarlo” (Karl Marx)

Gracias hermano! por tu tiempo y apoyo!

martes, 31 de mayo de 2011

Reflexión Marcial

No podía perder la oportunidad de escribir acerca de mi gran pasión y en esta ocasión, la honraré con este primer post. El Karate-do (o simplemente, Karate, como se le conoce) es mi pasión. Algo que estudio a conciencia. Incluso, creo que en ocasiones, más que mi propia profesión. Por eso le dedico estas pocas líneas.

¿Por qué "hacemos Karate"?

Hace mucho tiempo he venido haciéndome esta pregunta. ¿Cuál fue el motivo por el que me inicié en este arte marcial? y ¿qué me mantiene ahí?  Actualmente, esta pregunta la extiendo a mis alumnos. ¿Por qué están allí?


Creo que los padres tienen mucho que ver en el desenvolvimiento de sus hijos cuando los inscriben en karate. Pero mucho más, en el apoyo necesario para que estos perduren en el tiempo y no se conviertan en una de las muchas personas que dicen "yo practiqué karate hace muchos años y llegué a cinta x, pero más nunca".  El compromiso personal y la constancia, deberá ser mayor cuando el nuevo practicante es más consciente de lo que está haciendo y qué es lo que busca.  Tal vez la respuesta tenga claridad mucho tiempo después.  Ojalá siempre, sea la correcta.

He conversado con compañeros y amigos de la razón que tienen algunos padres de iniciar a sus hijos en este arte marcial y las opiniones son diversas. Algunos tienen razones claras, porque han tenido la experiencia y quieren que sus hijos aprendan a controlarse (he presenciado casos). Que aprendan a tener seguridad en si mismos. Por el deporte.  Algunos en conocimiento de que se imparte disciplina, marcialidad y respeto. Todos son objetivos sensatos. Lastimosamente debo comentar también casos en que algunos padres inscriben a sus hijos porque no los soportan en casa y esas dos o tres horas que pasan en el Dojo, les dan algo de paz. Otros, para que aprendan a pelear. No hay objetivo claro en este grupo y generalmente, se convierten en alumnos pasajeros. De aquellos que comenté arriba, que no logran completar ni vivir el objetivo.


El Karate, como forma de vida

Pero ¿por qué se dice que el Karate es una forma de vida? El Karate nos prepara físicamente.  Se busca enseñar al cuerpo a hacer y soportar actividades que no son comunes. Pero más importante aún, nos prepara mentalmente. Ante un entrenamiento exigente, ante una situación de competencia, el cuerpo hará lo que nuestra mente le indique. De ahí que esta preparación mental sea de mucha importancia. Siempre dar un poco más de lo que regularmente se puede hacer. Y al momento de sentir el agotamiento, tener el espíritu de continuar. Si esta situación la llevamos a la vivencia cotidiana, es simplemente no dejarse vencer por las circunstancias adversas. Empujar hacia adelante hasta obtener el resultado que se desea. No rendirse en las primeras de cambio sino dar ese resto que está en el último respiro necesario.

Ahí, con mucha seguridad estaremos aplicando el entrenamiento que tantas veces nos ha hecho sudar, pero que nos ha preparado a afrontar y competir. Mucho se podría filosofar respecto a esto. Pero el principio es modelar un ser humano que se trace un plan y tenga la firme intención de completarlo, así sea que en el transcurso, se encuentre con situaciones que le sean adversas. Este es el perfil de la persona que hoy día es necesaria en todos los procesos de la sociedad.

Hace poco, un respetado amigo Sensei (quien espero lea esta reflexión en algún momento) , me regaló una copia del libro "Karate-do, Mi forma de vida", escrito por el maestro Gichin Funakoshi. Cada página está llena de ideas y comentarios que nos remontan a aquellos días en que el Maestro, comenzó a dar forma al Karate moderno. Y en todo momento, nos hace pensar en lo poco que conocemos. El Karate es ARTE, y como tal, no es radical. Tiene muchos matices, pero un objetivo común para cualquiera que sea la forma en que se viva. Recomiendo ampliamente esta lectura.

Ahora que he tenido tiempo para pensar en este artículo, creo que cualquiera sea el arte marcial que se practique, se puede aplicar el mismo principio. Solo queda de parte de quien se inicia, ya sea representante o joven adulto, ser crítico de sus objetivos planteados y detalle también importante, quien aparece como instructor. Dejaré para otro post, este detalle, que es de cuidado.

Por último, si estas leyendo este escrito y practicas algún arte marcial, te has preguntado por qué lo haces? Si no eres practicante, por qué lo harías?


El entrenamiento de Karate inicia y termina con cortesía...

domingo, 29 de mayo de 2011

Y por fin inicio


BIENVENIDOS

Mi primer post no podía ser otro que simplemente saludar y dar la bienvenida a todos aquellos que en algún momento leen, comparten, comentan, disfrutan, critican o sugieran lo que aquí vaya apareciendo. 

Me ha tomado tiempo decidir el objeto de mi blog.  Investigué con tiempo cuál sería el lugar que usaría para publicar. Espero que tenga buena recepción por parte de ustedes.
La idea es publicar reflexiones y referencias cortas (pero más largas que un microblog) que tengan algún significado para mí o para quienes colaboren con el contenido.

Espero hacerlo bien y mejorar en el transcurso del desarrollo.

BANZAI!!! BANZAI!!! BANZAI!!!